En líneas generales las estrategias discursivas de los medios que cubrieron la marcha – Cadena3, diario La Voz, Día a Día y La Mañana de Córdoba- se basan en la utilización tendenciosa de fuentes para reconstruir los hechos; el vaciamiento sistemático del sentido de la protesta; la deliberada disparidad a la hora de identificar a los actores; y la tendencia a relacionar la protesta estudiantil universitaria con partidos de izquierda.
En cuanto a la utilización tendenciosa de fuentes para reconstruir los hechos, Cadena3 y La mañana de Córdoba consultan a organismos del Gobierno para legitimar un discurso desde el cual se defiende la institucionalidad de la ley. Desde ese lugar, la radio por ejemplo, cita al ministro de Educación Walter Grahovac para asegurar que todos los aportes de los colegios “serán elevados a la comisión de Educación que tratará el anteproyecto”. Esta es una clara maniobra en la que el redactor refuerza el discurso oficial al elegir de manera intencionada su fuente, y no contrarrestarla con testimonios de los otros actores involucrados. Día a Día, en buena hora, utiliza una diversidad de fuentes que permite, por lo menos, tener un panorama más completo al escuchar las dos campanas sobre el asunto.
Es preciso no perder de vista la estrategia de vaciar de contenido la marcha utilizada en la totalidad de los medios observados. En su gran mayoría, no dejan de enfatizar que los sectores oficialistas han abierto y permitido todos los canales para que se discutiera de forma apropiada la ley. Esta instancia, en la que ellos están dispuestos a escuchar y tomar en consideración las observaciones del estudiantado, intenta despojar a la marcha de sentido dando a entender que no habría razón para la misma y que su realización se limita sólo a un capricho sin sentido, además de una excusa para no tener clases. Es así como se busca contrarrestar todo el tiempo la importancia y envergadura de la toma y las marchas.
No sólo que la cantidad de colegios consultados y alumnos participantes es irrisoria, sino que es meritorio decir que los “aportes” realizados al anteproyecto por parte de los estudiantes serán incluidos en la sección que nadie lee de un informe: el anexo.
Algo particular que se puede observar es cómo muchas de las notas presentan información superficial sobre la marcha ya que sólo mencionan los aspectos formales-legales de la ley sin desarrollar su contenido, promoviendo la falta de conocimiento político para realizar un juicio correcto al respecto y desviando la discusión.
Cuando mencionamos que existe una deliberada disparidad a la hora de identificar a los actores, lo hacemos con la voluntad de mostrar la escasa caracterización específica cuando se trata del estudiantado. Los medios utilizan generalizaciones y sustantivos colectivos como “columna de estudiantes y organizaciones sociales marchaban esta tarde” o “multitud de jóvenes, entre secundarios, terciarios y partidos políticos” para desconocer la importancia particular de cada actor y así invisibilizar la demanda de los universitarios.
Sin embargo, al momento de hablar de las organizaciones que acompañan la movilización estudiantil, regresa la lucidez y no dejan pasar oportunidad para nombrar al “PTS, MST y PO”. Estamos ante una tendencia a relacionar la protesta estudiantil universitaria con partidos de izquierda. Los medios lograron realizar una demonización de estas agrupaciones a lo largo de los años, hasta el punto de catalogarlos normalmente como violentos e incoherentes, y pretenden con esta asociación permanente relacionar esa falacia a la imagen de los manifestantes universitarios (como ya lo analizamos en los sucesos del Rectorado).